Sin sueños

Todas las noches, para dormirla, su mamá abría una pequeña caja de música y, mientras la melodía llenaba la habitación, los ojos de la pequeña se cerraban.

Pero los caprichos de la vida son inexplicables. Ahora, la melodía resuena cada noche, sin caja y sin niña, como un recordatorio de un crimen y ya nadie duerme.

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